En la unidad dos, el tema en cuanto a la filosofía del arte, abarca un campo
más limitado que la estética, porque sólo se ocupa de los conceptos y problemas
que surgen en relación con las obras de arte, excluyendo, por ejemplo, la
experiencia estética de la naturaleza. Sin embargo, la mayor parte de las
cuestiones estéticas que suscitaron interés y perplejidad en todas las épocas,
se relacionaron específicamente con el arte: «¿Qué es la expresión artística?
¿Existe verdad en las obras de arte? ¿Qué es un símbolo artístico? ¿Qué quieren
decir las obras de arte? ¿Hay una definición general del arte? ¿Qué es lo que
hace buena una obra de arte?» Aunque todas estas cuestiones son propias de la
estética, tienen su sitio en el arte, y no se plantean en relación con objetos
estéticos distintos de las obras de arte. La filosofía del arte debería
distinguirse cuidadosamente de la crítica del arte, que se ocupa del análisis y
valoración crítica de las mismas obras artísticas, como algo contrapuesto al
esclarecimiento de los conceptos implicados en esos juicios críticos, que es misión
de la estética. La crítica artística tiene por objeto específico las obras de
arte o las clases de obras de arte (por ejemplo, las pertenecientes al mismo
estilo o género), y su finalidad consiste en fomentar el aprecio de ellas y
facilitar una mejor comprensión de las mismas. La tarea del crítico presupone
la existencia de la estética; porque, en la discusión o valoración de las obras
artísticas, el crítico utiliza los conceptos analizados y clarificados por el
filósofo del arte. El crítico, por ejemplo, dice que determinada obra de arte
es expresiva o bella; el filósofo del arte analiza lo que uno intenta decir
cuando afirma que tal obra de arte posee esas características e igualmente, si
tales afirmaciones son defendibles y de qué forma. Al hablar y escribir sobre
arte, el crítico presupone la clarificación de los términos que utiliza, tal
como es propuesta por el filósofo del arte; en consecuencia, lo que escribe un
crítico no consciente de esto, se halla expuesto a pecar de falta de claridad.
Si un crítico califica de expresiva una obra de arte sin tener ideas claras de
lo que eso significa, el resultado será una gran confusión conceptual.
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